Estoy viviendo una primaverita Marvel, al borde de la conversión, gracias a esa banda de rock que era el "Bullpen" con la voz cantante del viejo Lee y El Rey de todo lo conocido, Jack Kirby.
En este caso terminé, hace unos días, Los Vengadores de Roy Thomas, que termina a todo culo con la guerra Kree-Skrull junto Neal Adams -que se adjudica todo, faltaba mas-.
Mis respetos, mis banderas colgando en la platea "Perdón, Roy". Decir que es infumable el arranque de sus Avengers (para quien pega un salto de 50 años para atrás en su rutina de lectura) suena duro, pero se queda corto. Mas no es culpa del viejo Thomas.
No me peguen, soy un Héroe. A Roy le tocaba la apasionante tarea de suceder a Stan Lee cuando "The Man" no tenía tiempo debido a sus relaciones públicas, su expansión de la marca, la creación de otros personajes y a bañarse en una orgía de dólares. Ahí entraba este escritor fantasma un año después de ingresar en Marvel, a copiar el manual de estilo de Lee.
Si tenemos en cuenta que antes de Thomas la colección ya era un rejunte de cuatro de copas, entonces la culpa no era del chancho. Los primeros números son una sucesión de aventuras intrascendentes con el Capitán América, Goliat, Scarlet Witch, Hawkeye y Quiksilver. Casi todas olvidables, o con muy poco para rescatar.
El joven padawan de Stan venía con un concepto dorado de lo que debía ser una colección como Avengers. Deceísta infiltrado por todos los tiempos (acaso porque los héróes de dc era casi lo único que había para leer en materia superheroica) era consciente de que la serie, que en su primer número se jactaba de tener a "los superhéroes más poderosos de la tierra", le faltaba nafta para llegar a serlo en la realidad. Así que luchó contra las directivas del capo Marvelita para poder tener a los fundadores y ser la serie centro del universo Marvel, cosa que hasta entonces lo era 4F.
Después de llegar a tener una formación de hasta apenas 3 jugadores (Goliat, Hawkeye y La Avispa), el guionista empieza a hacerse el sota con las directivas y mete de contrabando a Iron Man y Thor, que justo pasaban por ahí, "total esto es un universo compartido, o no?" decía Thomas. Pinta Black Panther, en un cruce con los Xmen (qué también escribía) desaparecen los hermanos mutantes y acá empieza la posta: Ultrón. De acá en adelante mete fichas una tras otra, todos goles balón de oro.
Black Knight, La Visión ("Hasta un androide puede llorar" digna de novela brazuca por Telefe), ese memorable thriller de Ant-Man y Yellow Jacket que David Finch ya quisiera filmar, el regreso de Ultrón, Arkon, la vuelta de los hermanos mutantes, y fundamentalmente dos propuestas que son para enmarcar: su homenaje a DC como el primer crossover clandestino entre editoriales, y su enfoque de cómic social en el que se convierte Avengers hasta el final de la guerra Kree-Skrull.
Con ese guardián del universo que viene del universo DC, llamado Gran Maestro, empieza una jugada cósmica entre sus héroes y los de Marvel. El primer Marvel vs DC. Doctor Espectro (Green Lantern, que Hickman recupera mas o menos en sus incursiones), Hiperión (Superman), Halcón Nocturno (Batman) y Zumbador (Flash). Para esta altura Thomas tenía todas las fichas puestas y Avengers se convertía, ahora sí, en los más poronga del universo M. Pero no era por esta caricia nostálgica para el fan de la vereda de enfrente (en complicidad con Dennis O´Neil) que Avengers se convierte en un hito. Faltaba mas.
De un fuerte compromiso social desde la palabra, sin necesidad de barricadas explosivas, Roy se involucra en los reclamos sociales de la época (que continúan hasta hoy). Como en "La Picadura de la Serpiente", una trama en la que el líder serpiente quiere rajar del país a "los indignos...a los extranjeros...a los inferiores!", el cómic favorito de Donald Trump, en el que la conspiración de los medios creadores de la opinión también está presente. "Héroes de alquiler" pone a los avengers al servicio de un inmobiliario usurero, "La llegada de Lobo Rojo" con las reivindicaciones de los pueblos nativos,y "La revolución está lista" con las mujeres Avengers fogonoeadas por Valkiria repasando sus papeles de comparsas. Todas historias con un factor en común: la manipulación desde intereses nefastos que tiran los hilos de los bandos en disputa, sacando provecho y precipitando los conflictos.
Esto llega a la declaración final en la Guerra Kree-Skrull, trasladando la histórica caza de brujas de los poderes de turno. En este caso, otra vez, no es lo que parece; un poder superior está detrás de toda la jugada. Para este final llega Neal Adams Superstar que quería hacer lo que quería, y en este sentido hace patente el cambio de época, porque es lo que definitivamente hace en "¡Viaje al centro del androide!", un cómic que adelanta años en su narrativa gráfica. La resolución de la batalla viene de los cuentos que ha soñado Morrison una y otra vez, con la imaginación al poder y el nuevo homenaje de Thomas a sus héroes de la infancia. Todo empezó con ese genial título descartado que propuso Adams para el capitulo inicial "Tres vacas me han disparado", en alusión al primer enemigo del universo Marvel, las vacas skrull del primer número de Fantastic Four (décadas después el viejo Neal se salió con la suya, je).
Si los Avengers hoy son lo que son no es ni por Lee, ni por Kirby (aunque se mencionan en el primer párrafo de esta carta), ni por nadie mas que Roy Thomas y su imaginación febril.
P.D: Roy Thomas finalmente fue feliz y trabajó con sus héroes en All-Star Squadron y también en Infinity Inc.